Los
genetistas Molly Bray y Martin Young, del Centro de Investigación
Children's Nutrition (Houston, Texas) han explorado, en un estudio en
colaboración con el Hospital de Niños de Texas y el Servicio de
Investigación Agrícola (ARS), los ritmos circadianos en humanos y sus
efectos en la obesidad. Estos ritmos, imprescindibles en todos los
aspectos de la vida, incluyen el hecho de dormir y estar despiertos,
momentos controlados por un reloj interno de aproximadamente 24 horas. Informes
recientes sugieren que las interrupciones en los patrones del sueño de
los niños o niñas, o alteraciones en su reloj biológico, podrían
explicar el estilo de vida de los mismos. Este estilo de vida acostumbra
a relacionarse con las opciones sedentarias de entretenimiento como la
televisión, los videojuegos o Internet. Estas actividades se han
asociado siempre al aumento de grasa corporal y a una alteración del
metabolismo. Los ritmos de descanso alterados podrían
perjudicar el funcionamiento de los relojes biológicos, que en un estado
normal permiten a las células anticiparse a las variaciones del
ambiente exterior, como por ejemplo un cambio en los niveles de
nutrientes o de hormonas como la insulina. Young ha enfocado sus
estudios en los efectos del reloj circadiano en los músculos del
corazón, y ha publicado varios artículos sobre este tema incluyendo un
resumen reciente en la revista Sleep Medicine. Bray ha ampliado el foco de investigación al campo de la obesidad, publicando sus primeros hallazgos en la revista Obesity Reviews.
Los dos científicos son optimistas, y afirman que el hecho de
identificar el papel del reloj circadiano en las células grasas podría
ayudar a comprender el aumento imparable de la obesidad, así como
mejorar las terapias de prevención. |