Ortomolecular ¿Palabra mágica?
El sistema que impuso Moria Casán se populariza entre los famosos, con la premisa de verse y sentirse bien sin perder calidad de vida. Hablamos con los profesionales que impulsan este método "naturista".
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En estos tiempos de enormes estímulos, se hace difícil decir que "no". Y entonces se vienen los reproches a uno mismo por ciertos excesos, los reclamos al tiempo que pasa y parece juntarse en cada arruga, en cada agujerito que extiende la circunferencia del cinturón, en cada pitada de ese cigarrillo que cada día sabe más feo.
Entonces aparecen quienes ofrecen la llave a una vida más sana. Una de esas ofertas la promueve Moria Casán, quien vino a darnos la noticia de que es posible ganarle la batalla al tiempo, a la enfermedad, a la desolación que deja nuestra dieta casi exclusiva a base de panchos, asados, hamburguesas y gaseosas: se viene la medicina ortomolecular.
La medicina o terapia ortomolecular se ha transformado en la nueva tendencia en vida sana, ganando protagonismo gracias a la prédica de Moria, quien asegura que gracias al tratamiento se ve "reducida, elongada, como un shock antiage, como si estuviera photoshopeada".
Y parecer "photoshopeada" es algo que a muchos miembros de la farándula les resulta tentador, así lo atestiguan Marcela Tinayre, Silvia Pérez, Marta Minujín, Betiana Blum, Catherine Fulop, Soledad Silveyra, Laura Fidalgo y Belén Francese, entre otras, quienes también son seguidoras de este tipo de tratamientos.
La irrupción mediática del nuevo grito en medicinas alternativas, le debe mucho a Moria, puesto que no se trata de algo precisamente nuevo. Sólo hace falta buscar en la maraña de Internet y se obtendrán varios miles de sitios que hacen referencia a esta tendencia ortomolecular u orthomolecular.
En la Argentina hay un puñado de centros dedicados a este tipo de tratamiento y unos pocos referentes reconocidos. Dos de ellos son el médico de Casán, Rubén Mülhberger, y el naturópata Pablo de la Iglesia, quien cuenta con varios libros publicados referidos a medicinas alternativas.
Rubén Mülhberger asegura que "es la medicina del futuro, porque se basa en suministrar la molécula exacta que el cuerpo necesita para mantenerlo en equilibrio. Su filosofía es prevenir, equilibrar y optimizar la salud a largo plazo, logrando rejuvenecer desde adentro hacia afuera".
De la Iglesia la define como " una terapia que busca crear salud, o devolverla cuando se ha perdido, a través de la reparación de las carencias o desequilibrios de nutrientes en nuestro organismo mediante la complementación nutricional. Los complementos nutricionales, como su nombre bien lo indica, son cantidades suplementarias de vitaminas, minerales, enzimas, ácidos grasos esenciales, fibra, pre y probióticos, antioxidantes, polisacáridos, bioflavonoides, entre otros, que se suman a la dieta habitual".
El médico de Moria se entusiasma y señala que los descubrimientos científicos a nivel biológico y celular impactan sobre el hombre. "Estas terapias funcionan desintoxicando los genes, protegiéndolos de posibles enfermedades y convirtiéndolos en fábricas naturales de juventud y energía. Toda esta revolución biogenética augura un porvenir de 120 vitales años a la nueva generación".
Los seguidores de la práctica dicen que la justificación científica a sus ideas proviene del Premio Nobel de Química 1954, Linus Pauling (quien acuñó el término Medicina Ortomolecular en 1968). Fue Pauling el primero en señalar el origen molecular y atómico de las enfermedades. Este principio haría posible el diseño de terapias a medida de cada paciente, en función de sus necesidades celulares.
Al respecto, De la Iglesia señala que en la actualidad los únicos que piensan en esos términos son los cultores de las medicinas alternativas, entre los que están incluidos los seguidores de la mencionada práctica, dado que la medicina tradicional apela a la prescripción de medicamentos en dosis estandarizadas, de acuerdo a las indicaciones de los laboratorios.
El diseño de una terapia personalizada en el territorio de la medicina tradicional implicaría, para De la Iglesia, una serie de costosos estudios, lo que representa una ventaja para la nutrición ortomolecular, dado que, "como en la mayoría de los enfoques naturistas, tenemos un margen de error muy amplio y no hay riesgos en ir ajustando las dosis de productos naturales; en la medicina farmacológica, el margen es muy estrecho y cuando el médico trabaja sin recursos, como ocurre en nuestro país, sucede lo que sucede: enfermedades iatrogénicas o, incluso, un error le puede costar la vida a un paciente".
En este sentido, Mülhberger se diferencia en los métodos y señala que efectivamente es
posible y necesario diseñar un tratamiento personalizado y explica que "luego de un estudio de ADN, sabremos a qué alimentos somos más sensibles, qué elección nutricional es la más adecuada y efectiva para cada persona. Esto tiene un nombre: nutrigenética, el principio más estudiado, y la medida anti aging más preciada con un impacto más que significativo en la longevidad".
La pregunta obligada es hasta dónde la nutrición celular es diferente a lo que puede prescribir un nutricionista. De la Iglesia responde que la nutrición ortomolecular puede ser una especialidad independiente o una herramienta complementaria de un nutricionista, un médico o un naturópata.
"Creo que lo más importante es la actitud mucho más abierta al respeto por los principios hipocráticos, especialmente el que dice 'primero no dañar'. Difícilmente un nutricionista ortomolecular vaya a recomendar un veneno como es un edulcorante artificial, y en su lugar nos va a dar opciones naturales como la stevia, la miel, una melaza o el azúcar integral, según los casos".
Asimismo, señala que tampoco es política universal de los médicos o nutricionistas sugerir el uso de complementos nutricionales para restaurar el equilibrio celular; sólo algunos lo hacen, mientras que el nutricionista ortomolecular reconoce que en la nutrición, aún haciendo una buena selección de alimentos, estos están producidos pensando en la cantidad y ya no en la calidad; esto los vuelve nutritivamente pobre en relación a los que comíamos en el pasado y la complementación es inevitable".
En la misma sintonía, Mülhberger señala que "no es lo mismo ingerir las dosis exactas de Vitamina C que comer equis cantidad de naranjas. Además, si bien hay que volcarse a lo natural, la mayoría de los alimentos hoy en día tienen procesos químicos que no son recomendables para la salud".
Permitido el asado
En esta búsqueda de definiciones acerca de lo que Moria nos vende con su peculiar estilo, nos quedaba una duda. Tanto discurso natural, trae reminiscencias de un vegetarianismo resistido por los amantes del la parrilla. Y ambos referentes sortearon este reparo no menor.
Mülhberger dice que si bien la nutrición ortomolecular está asociada a lo natural, nada tiene que ver con el vegetarianismo.
"Si bien se aconseja el consumo alto de vegetales y frutas, es esencial la ingesta de carnes rojas y blancas. Y al contrario de lo que se piensa, debemos comer carne y lo menos cocida posible". De la Iglesia fue menos explicativo pero igual de contundente. Le preguntamos: ¿es necesario hacerse vegetariano? Y el respondió: "No, en absoluto"
Ya nada nos detiene. Podemos abandonar las hamburguesas, los panchos y hasta las gaseosas, pero el asado, jamás.
Daniel Peralta - Especial para Los Andes
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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado